martes, 12 de junio de 2012

CAPÍTULO 4: Límites Infinitos.


En verdad, no existe otra palabra para describir las clases de Termodinámica con la profesora María más que: ¡Increíbles!

Era una tradición, más que una costumbre, tomar asiento siempre a un lado de mi buen amigo José, mejor aún porque ninguno de los dos faltamos a una sola sesión de esta clase de Termodinámica, y el aprendizaje del que estoy seguro que nos ha dejado a ambos, hace que de verdad haya valido la pena asistir siempre dispuestos a resolver cualquier tipo de tareas y de problemas.

Tengo presentes en mi mente las palabras de la maestra justo el primer día de clases; y será difícil que me olvide de ellas porque detrás de esas frases que oídos sencillos pueden escucharse “radicales”: para cualquier mente abierta a nuevos conocimientos, poseen mucho de razón.

-          “Al igual que la vida, esta, mucho más que de conocimientos y de habilidades: ¡es una carrera de resistencia!”

Los alumnos que ahí nos encontrábamos presentes, seguíamos poniendo atención atónitos a las palabras de la profesora.

-          “… Solamente podrán llegar hasta el final aquellos y aquellas que tengan confianza en sí mismos.”

Todavía no terminaba yo de asimilar aquellas palabras tan profundas, cuando la maestra continuó.

-          “… Y para confiar en sí mismos: lo que deben hacer es estudiar, ¡por supuesto!, y mantener la mirada más allá de lo que es posible apreciar; porque los límites son infinitos, ¡están dentro de ustedes!”

Hasta el día de hoy puedo mantener vivo el recuerdo de la expresión de mi compañero José, quien en voz muy baja me susurró al oído:

-          ¡Tiene toda la razón!

Y como toda buena clase de Termodinámica, algunos de los temas más triviales y destacados que veríamos son: Sistemas de Unidades, Principios de las Leyes de la Termodinámica, Modelos de Gases Ideales, etc…

¡Claro! No puede faltar el clásico:

“La energía no se crea ni se destruye; ¡solo se transforma!” (PRIMERA LEY DE LA TERMODINÁMICA)

Así, conforme las clases y el curso iban avanzando, era necesario resolver operaciones diferenciales, integrales y algunos sistemas de ecuaciones cada vez más complejos, y era de esta forma que a mi mente continuaban llegando más fantasías que realidades. Empezaba a preguntarme si en realidad era posible la existencia de dos soles, tal vez si algún día un elfo llegara a cruzarse frente a mí, o con un poco de suerte hacer tocar un instrumento y llamar a un ángel… ¡Un ángel! (como en el capítulo anterior le mencioné)

Alguna vez me dijeron que “todos los sueños pueden hacerse realidad.”

Justo ahora sigo preguntándome: “¿Qué clase de sueños pueden hacerse realidad?”

Para finalizar este capítulo puedo apuntar que cuando la imaginación y sus límites son infinitos, la realidad puede ser mucho más pequeña. Pero si nuestra imaginación está marcada por los límites de esta realidad, seremos tan pequeños como el mundo.

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